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Desde niño dibujaba y pintaba. Luego de adolescente hice cursos en academias con profesores particulares. Durante muchos años en mi juventud estuve copiando y estudiando a los grandes pintores. Analicé y copié obras de Leonardo da Vinci, Rembrandt, Velázquez, Boucher, Constable, etc. Ya en las primeras obras al óleo comencé a sentir que la reproducción, imitación y copia de la naturaleza no satisfacía mis deseos de expresión. Y la copia de los grandes maestros en lugar de entrenarme sólo hacía cansarme y por eso dejé de pintar durante bastante tiempo. Me dediqué a la abogacía y a investigar el comportamiento humano, escribiendo ensayos, relatos cortos, novelas cortas y novelas largas. Hace unos años retomé el pincel, estimulado por mi querida esposa Patricia, comenzando a pintar intensamente.

Así surgió una segunda época en mi expresión pictórica. Pinté series de cuadros con ninfas (rostros y figuras) en paisajes cada vez más exóticos. En Youtube publiqué videos con las series que iba plasmando siempre al óleo en telas bastidor. En estas series de las ninfas hay múltiples variantes en la combinación de rostros, figuras y paisajes. Paulatinamente fue apareciendo un estilo cada vez más definido. Motivos en apariencia centrales con formas de paisajes, grutas, caricaturas y seres imaginarios en los fondos y alrededor de ésos motivos. Me fui dando cuenta del hecho que sentía mucho más lo que hacía en los fondos y contornos, que inventaba formas raras y caricaturas con un exotismo cada vez mayor.

Esto me llevó a integrar el cuadro con el motivo principal y el entorno imaginario. Se rompe así la unidad visual pero se gana en creatividad. Sentí claramente que mi forma de expresar era de un morfologismo surrealista con automatismo psicológico. Esta búsqueda fue llevar la atención de un objeto con forma reconocible (un rostro, una figura) a un entorno pleno de seres y formas imaginarias, donde el inconsciente surge de manera espontánea.

Más precisiones.
Mi primera época tiene un basamento clásico y académico. Luego fui evolucionando hacia lo que yo llamo morfologismo surrealista con automatismo psicológico. En Arte, el morfologismo es la aplicación consciente de la morfología y de sus resultados a las creaciones artísticas. La morfología investiga las formas de la naturaleza y sus transformaciones, pero también las formas inventadas por el hombre. Esto lo aplico sobre todo en los fondos de mis cuadros. Intento revelar lo que está más allá de la realidad visible, los enigmas que implican la diversidad de las formaciones, las relaciones y correspondencias entre las formas y los personajes. El inconsciente, los sueños, las pesadillas, los deseos, los pensamientos conscientes, las emociones, los sentimientos, en suma todo el mundo interior de los personajes y también de mí mismo. El mundo interior plasmado en los fondos que surgen muchas veces de manera automática revelando el psiquismo de los personajes y del pintor.

Prefiero el color intenso, al estilo de los fauves y de algunos expresionistas. Busco plasmar, a través del color, muchas de mis ideas y emociones. A veces los enigmas los planteo por el dibujo de las formas y otras veces por la variación de tonos dentro de un mismo color. Mis cuadros vistos de lejos parecen romper la unidad visual por la distracción que producen las formas de los fondos. Vistos de cerca son una urdimbre de tonos. También hay relatos e historias que se relacionan con la idiosincrasia de los personajes que aparecen en las obras. Hay elementos literarios dentro de la obra plástica.

El trabajo continúa y surgirán nuevas formas de expresión. Estoy entrando en lo que yo llamo mi quinta época que se manifiesta en dos vertientes...

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